FELIZ!

Más o menos una vez al mes hacemos una salida fuera de mañilandia. 

En Enero ha tocado el Piri y la nieve... 

Y para mí, en mi trabajo, las excursiones a la nieve o a la playa son de las más incomodas.. si simplemente empezamos hablando de que todo el mundo compra la ropa en el mismo lado.. y hay más de un bañador y de un forro polar idénticos.. multiplicamos esto por 100 y tachaaaaaaannnn... tenemos el desorden sin dueño garantizado..  Si además añadimos que en las dos, bien playa, bien nieve, te chipias, ya podemos multiplicar por 1000 y si añadimos que te llevas chavales desde los 5 o 7 años.. ya no nos dan las cuentas. 

Ambos tipos de excursiones me ponen nerviosa. Los preparativos son estresantes.. si encima, como esta de la nieve.. la preparas con un medio resfriado medio gripe... pues eso. 

Ambas requieren de toda concentración posible... teniendo en cuenta que somos humanos.. y que por "despistes" puede haber tragedias y grandes. Total, que sí, que mola ir con los niños de excursión.. pero el desgaste mental es mucho... y entonces ¿qué lo recompensa?.. momentos tan sencillos y tan grandes como estos.

En este caso (nieve) fuimos con más de 3 niños que no habían visto nieve más que en el congelador de sus casas.. fuimos con niños que era la primera vez que salían sin sus familias, otros que fueron los educadores quienes los llevaron al autobús y no sus padres... (...).. y una, una niña especial, muy especial. Tiene su mundo particular, y ella decide si entras o no entras. 

Ilusionada, adjetivo que se queda corto para lo que mostraba su cara y sus sonrisas y sus carcajadas, "ey!! ¿a dónde vamos?".. y megafeliz te decía: "a la montañaaaaaaaaaaaa" "¿y que hay en la montaña??".. y aquí su mejor grito: "nieveeeeeeeeeeeeeeeeeeeee" jajjajajajajaja.. en cuanto pasamos monrepós, que ya empezaba a haber nieve, iba emocionadisima en el autobús. emocionada también se queda corto. muy corto. 

llegamos a la nieve, raquetas.. camino.. los guías una pasada de bien, acompañando en todo momento. Esta moza, paso por momentos de miedo, de agacharse, de ir cuesta arriba y de ir cuesta abajo. Íbamos contando pasos, persiguiendo. Y oías su risa en cada paso.. a veces ponía mala cara.. de miedo.

Miedo real de lo desconocido. Pero se superaba. Ver superarse a un chaval es una de las cosas más gratificantes de este curro. Consiguió esquivar árboles, subir a la "cima", llamarnos por nuestro nombre y decir "Así Ana??... síiiii muy bieeeen".. ella misma se aplaudía, sinceramente no sé hasta que punto ni cómo vive la realidad. pero si hay algo que he aprendido es que cada niño tiene su realidad.. y estamos ahí para acompañarles. 

Pudimos estar en la realidad de esta niña, pudimos jugar con ella en la nieve.. bendito momento que se me ocurrió dibujarle cosas en la nieve virgen con el bastón, y así, buscando caras, triángulos o su nombre, conseguimos que siguiera el camino. No hay nada como encontrar la forma de adaptarse a sus necesidades. Y de que la gente con la que trabajas codo con codo te acompañe, en este caso, el guía, con quien nunca había trabajado, pero que hicimos miniequipo. 

Creo que gracias a esas sonrisas, dibujadas y reales en la nieve, he re-descubierto porque me encanta mi trabajo. Y como no, una lección más de superación. 

El piri ha sido de nuevo, un contexto insuperable. 

gracias, gracias y mil gracias a "ojos pirenaicos"..